2 de diciembre de 1934.

Al Director, Redactores y personal de «Tradición Astur»: Difícil me es trasladar al papel la expresión de amargura que en mi alma produjeron los trágicos sucesos revolucionarios desarrollados el pasado octubre en España y con terrible intensidad en esa hermosa región asturiana.

Momentos de horrible angustia los pasados, en los que nuestro espíritu os ha acompañado, con vosotros vivido y a vuestro lado compartido vuestro dolor.

A la lista gloriosa de nuestros mártires tenemos que agregar los nombres de amigos que nos fueron muy queridos, y al pedir en nuestras oraciones su eterno descanso, no olvidemos los de aquellos que sucumbieron luchando por la Religión y la Patria ni hagamos exclusión de los pobres obcecados por infames propagandas y más engañados que perversos.

No quiero terminar sin dirigir por vuestro conducto cariñosa felicitación de Nieves y mía al digno Jefe regional don Cipriano Rodríguez Monte, y con él a todos los leales del Principado, por haber resultado indemnes en tan espantosa tragedia.

Para todos el cariñoso recuerdo de vuestro afectísimo

ALFONSO CARLOS